Un día de Reyes Magos
Pensaban que ya estaba muerto ¿verdad? Sé que he estado aletargado para esto de escribir pero entre las vacaciones, la flojera, la playa y otras actividades me han apartado del mundo electroniaco.
Hoy, a diferencia de la mayoría de mis post no voy a ser la tercer mirada, la tercera voz, la tercera pluma, el espectador o el sabihondo que a veces acostumbro ser. Esta vez no hablaré sobre el origen de los Reyes Magos, de que eran unos asesinos contratados por Herodes para asesinar a Jesús, o de que eran unos iniciados de la logia blanca que fueron a presentar sus respetos al nuevo Avatar. Hoy voy a escribir sobre mi sentir en esta fecha (aunque me tachen de cursi y emo).
Desde la tarde del 5 de enero me produjo una tremenda alegría y también nostalgia ver a los niños atando sus cartas a los globos para después liberarlos, éstos llevarán sus más profundos deseos al misterioso país donde viven los Reyes Magos. Fue como una oleada cálida al interior de mi alma y mi corazón, algo que me quitó la tristeza que me cargo (fin de año, revolución interna, tratando de dejar el cigarro), un calor que me alivió durante un momento.
Hacia donde viajan los deseos más puros y profundos...
La ilusión y la creencia es tan fuerte como el amor...
La alegría de un inocente no tiene precio...
No me importó todo el tumulto de los tianguistas que se apoderan de las calles en estos días, no me importó el tránsito pesado ni el ruido de los conductores desesperados; la sonrisa no desapareció de mi rostro ni tampoco la sensación de sopor, similar a la de fundirte en un todo lleno de serenidad. Al bajar de mi transporte, casi al llegar a mi hogar, vi otro niño con sus padres, a punto de poner en libertad ese globo portador de sueños, de ilusiones, más allá de un papel con una caligrafía temblorosa, es la epítome de la inocencia.
El 6 en la mañana, me subí al transporte para ir al trabajo y dentro estaba una niña con no más de 7 años, en sus manos tenía uno de sus juguetes de reyes, una caja de muñequitas de bolsillo; ella se veía tan feliz y orgullosa, casi presumía su regalo a todos los que íbamos dentro, fue cuando le dije:
-Yo: ¿Te lo trajeron los Reyes Magos?
-Niña: Sí (con una sonrisa entre cínica y ligeramente avergonzada).
-Yo: Qué padre, a mí también me trajeron algo (unos calzones bikers que me hacen lucir increíblemente sexy).
-Niña: Por qué te traen, ya estás grande para que te traigan cosas los Reyes.
Comentarios
Me encanto la entrada, casi se me sale la lagrimita y recuerdo cuando era una pequeña padawan, la emoción al escribir la carta y esperar los juguetes y demás regalos q traian los reyes =)
un saludo y un beso de reyes
xoxo
Exactamente eso...jamás dejar de creer.
Es increíble esa chispa de asombro que los pequeños tienen ante cualquier evento que para nosotros sería insignificante...
Me atrevería a decir que va de la mano con la fe...
Espero jamás perderla al igual que ese asombro de la belleza de las cosas más insignificantes.
Un abrazo fuerte y las mejores vibras desde mi planeta;)
Me robaré una de tus frases.
Marie, gracias, qué bueno que te ha gustado, creo que debo cambiar mi estilo de escribir.
Mel, claro que sí ;)
Lilith, tendrás que pagarme regalías entonces ;)
Y si...definitivamente este es el nuevo estilo que deberías llevar a cabo para tus posts...son más como tu...
Bienvenue!!!