Y el Abuelo murió...

Dos años han pasado desde que el Abuelo comenzó a decaer, él no estaba enfermo, su cuerpo funcionaba bien, pero la edad hizo mella en su persona. Algunas facultades mentales le comenzaron a fallar y pronto ya no se bastaba por sí mismo. Se fue cansando, hablaba muy poco, recordaba a su madre, recordaba sus momentos de infancia y no se apartaba de su medalla de la Virgen.

Hace algunos días quedó silente, más débil que de costumbre y fue el momento en que pensamos que se nos iba. En efecto no pasaron dos días completos cuando recibí la llamada telefónica: "Hijo, te llamaba para avisar, que tu abuelo, ya falleció".

¿Cómo reaccionar ante la muerte? Sobre todo cuando es la primera vez que muere alguien tan cercano. Mi madre, mis tías y mi abuela, reaccionaron de la manera propia; hubo llanto, hubo lágrimas, pero no hubo exageraciones, no se desgarraron vestiduras ni hubo alaridos. Estábamos todos ahí, al rededor del lecho de mi abuelo, murió en su cama, en su casa, rodeado de su famila, su última exhalación fue en sueños, como él siempre quiso morir.

Lloraban a ratos, mis primos, mi sobrina, lloraban también, todos excepto yo, estaba triste, me sentía confundido, pero mis lágrimas no salieron. Tía Orlúpeta se encargó de los preparativos post mortem,  tía Tizzia dijo que había que ponerle el traje a mi abuelo, tarea que asistieron mi madre y mi tía Sylvana. Empezaron a vestirlo y cuando llegaron a la parte inferior, mi primo Edw (muy a su estilo)entre llanto y risa dijo: "Abuelo, no te lo lleves, allá a donde vas no lo necesitas, déjamelo a mí que yo sí lo usaré". Lo cual desató risas entre todos los que ahí estábamos (y que desató más risas 11 días después cuando este comentario salió en una plática y mi tía Orlúpeta dijo: "pero para que quería Edw el traje de mi papá si no le iba a venir"; cuando bien todos sabíamos que hacía alusión al pene del abuelo).

Mi familia nunca ha sido completamente religiosa, más bien podría definirlos como católicos semi-practicantes; mi abuelo iba a menudo a la iglesia a orar y escuchar misa y tenía una marcada devoción por la Virgen de Guadalupe. Sin embargo esa noche quisieron rezar un rosario, por alguna razón todos me miraron a mí para que guiara el rito; no sé si fue porque saben que tengo inclinaciones espirituales, o porque siempre he sido orador nato, o porque era el más sereno, no lo sé. Empecé con el rosario, con los misterios y mientras llevaba el rezo me ponía a disertar sobre el significado de lo que se repetía una y otra vez, pensé en el abuelo, qué pasaba por su cabeza, ¿sabía que moriría pronto?

Al finalizar, tía Orlúpeta y Sylvana me pidieron que si podía escribir un pensamiento para el abuelo y que si podía leerlo el día del funeral, les dije que lo haría con gusto y mi madre Laurelyn y tía Tizzia dijeron: "pero que no tenga ni cosas de los celtas, ni de los Halos, ni de extraterrestres ni nada de eso". Sólo les dije que no se preocuparan y que me sorprendía cuán bien me conocían.

Sobre el funeral no puedo decir mucho, lo de siempre, gente que no vio al abelo durante años y cuando muere resulta que lo querían mucho y que lo extrañarán. Gorrones que fueron por las galletas, el café y alguien que infamemente pidió que si le podían dar un té ya que no le gustaba el café. Me sentí enojado por eso, por el sablazo de la funeraria, por el tumulto, por ver a los míos abatidos. Le comenté a mi hermana que la muerte debería ser como en los videojuegos RPG, simplemente te desvaneces, te haces polvo, te haces humo, desapareces justo después de ser derrotado. Un funeral posterga el dolor y un hace que un luto íntimo se vuelva acto social (así lo dijo Xavier, amigo de la familia). 

Ahora todo ha pasado, ya lloré un poco, ya recordé los mejores momento que pasé con el abuelo, ya hice las pases con mi familia por el hecho de los rosarios (misma bronca que con el funeral, todo el mundo iba porque había mole, otro día cochinita pibil; me gustaría ver cuantos hubieran ido si les hubiéramos dicho: "en honor al Abuelo ayunaremos dos días") y creo que entiendo un poco más sobre la vida, sobre el transitar en este mundo, sobre el tiempo de partir, sobre la naturaleza humana, sobre el afecto y sobre mí mismo.

Me despido, y ya de paso, les dejo lo que le escribí a mi abuelo, no sé si esté cursi, o muy predecible, o muy no sé qué. Lo que puedo comentar es que todos lloraron cuando lo leí y me pidieron una copia.

Y aquí estamos para despedir al Abuelo , para acompañar sus últimos pasos mortales hacia el camino de la vida sempiterna. El Abuelo fue en sí mismo un gran hombre, un ejemplo de voluntad y vida plena para todos nosotros. Un hombre que bien vivió y que bien ha partido, un hombre que hasta su último aliento contó con todo el amor de su familia. Fue un buen esposo, compañero de toda la vida. Fue un buen padre, que en hogar sólido crió a una familia de bien y para bien; un abuelo ejemplar que compartió sus enseñanzas y su afecto con todos nosotros, que nos enseñó de la vida y que siempre nos encaminó por la senda de lo bueno y lo correcto. Fue buen hermano, que siempre cuidó a los suyos y que sus puños en más de una ocasión se alzaron en defensa de su familia; fue un buen hijo, devoto de su madre quien siempre fue recordada con amor de su parte. Fue un buen amigo, y fue también un hombre de trabajo y lucha que nunca traicionó los ideales de sus compañeros ni la confianza de nadie. Bien honrado seas Abuelo, valiente, noble, justo y leal. Gracias a todos (en realidad sólo algunos) los que aquí se encuentran, por acompañarnos en este duelo, gracias por acompañar al Abuelo a su morada inmortal. Bien saben todos que cada palabra que se ha dicho de él es cierta y que por sus méritos en vida, seguro merece que su deseo de reunirse con su madre se vea cumplido, como se cumplió ya su deseo de una muerte en tranquilidad y sueño. Padre Eterno: Recíbelo a las puertas de tu Reino y hazlo partícipe de tu infinita gloria. Madre Divina: Guarda su alma inmortal para toda la eternidad. Anda Abuelo por la senda, que tengas un buen viaje y que no se olvide tu memoria de nosotros, porque nosotros no nos olvidaremos de ti. Así como la luz desgarra las tinieblas, hallarás tu destino a través de la oscuridad.