DBZ: La batalla de los dioses -La crónica-

No tenía idea de que la ahora plaza Slim Cuicuilco en el sur de la ciudad había sido hace tiempo la fábrica de papel de Peña Pobre; la prensa de papel y un discreto letrero me hicieron darme cuenta. La instalación, ahora plagada de negocios y sucursales también estaba abarrotada por gente de todas las edades, muchos de ellos vestían gi naranja y portaban orgullosos el kanji kame. Era obvio, estábamos en el estreno cinematográfico de Dragon Ball Z: la batalla de los dioses.

-No sabía que tanta gente fuera fan, los papás traen a sus pequeños.
-Claro, muchos crecimos con esto, es parte de nuestra configuración simbólica.
-Va a estar bueno entonces.
-Buenísimo.
Después de evitar una interminable fila en la dulcería -gracias a que llevamos nuestros propios artículos, entre ellos unos Jack Daniel's y miles de peperamis- tomamos nuestro asiento y pude contemplar una sala de cine completamente llena, un fenómeno que no veía desde que se estrenó El Rey León en los años 90. Otro aspecto inusual fue que la gente estaba sumamente espectante, en cuanto se apagó la luz de la sala muchos gritaron como si estuviesen esperando a su grupo favorito. Muchos más aplausos y vítores llenaron el cine cuando escuchamos la voz original de Goku -Mario Castañeda-.

Debo decir que disfruté mucho el estar ahí, el sincronizarme con mi infancia -adolescencia-  y ver la evolución de una de mis caricaturas favoritas y más importantes. Por otro lado, había escuchado varias críticas negativas de la película de algunos amigos que la vieron en Internet días atrás y se quejaban amargamente «está bien culera, qué pendejo que gastaras tu dinero en el boleto». Lo que mis queridos amigos no entienden es la parte de LA EXPERIENCIA, los eventos que vivimos cotidianamente no son importantes por lo que son en sí mismos, sino por lo que representan para nosotros y por el significado que les damos; el cómo vivimos esos momentos y bajo qué circunstancias es lo que les da el valor y en este caso concreto, ver la película en una sala abarrotada llena de verdaderos seguidores de nuestros héroes fue lo importante, había tanta energía ahí que bien pudiésemos haber hecho una muy decente Genkidama.

Pasando a la película y sin afán de darles spoilers -por ello he esperado unos días para lanzar este post- hay muchos puntos que quisiera comentar:

Es una película completa. Así es, tiene absolutamente TODOS los rasgos pertinentes de DBZ, tanto en su narrativa como en sus personajes, cualquiera que apenas conociese la franquicia después de haber visto la película podría describir muy concretamente las características de cada personaje. Además se replantean varios de ellos de temporadas antiguas y situaciones que podrían representar un regreso glorioso de la franquicia o por otro lado un gancho para nuevos públicos; jamás pensé volver a ver a Pilaf haciendo de las suyas.

Casi todas las voces. Se agradece que la mayoría de las voces originales estén presentes, después de lo decepcionante que fue DBZ Kai -en cuanto a doblaje- escuchar las voces que conocimos desde hace tanto fue un vuelco al corazón .

Ni Krilin ni Yamcha mueren. Sólo les faltó esto.

Clichés. Sí y muchos, si los rasgos pertinentes están presentes y se dibujan de una manera muy sutil, las reiteraciones un tanto forzadas también están ahí. Una de ellas es el contexto de «la fiesta», típico ya de varias películas anteriores incluyendo la anterior: El hermano de Vegeta. Ya saben, todos los personajes disfrutando felizmente de una reunión, comida y bebida y de repente llega el enemigo convenientemente a echarlo a perder.

Exageración de lo chusco y falta de dramatismo. Si DBZ no se caracteriza por ser una serie del todo dramática, se pasaron en esta película. Tanto los personajes como las situaciones pecan de ridículas en muchos momentos, es raro ver a Vegeta haciéndola de payaso un buen rato y me resulta sumamente incómodo que el dios de la destrucción Bills -no mamar con el nombre de restaurante de alitas-, el más poderoso del universo, sea un personaje tan chusco y su asistente -un tal Wiss- sea un chupapijas colosal obsesionado con la comida terrícola. Por lo tanto no puedes tomarte en serio las situaciones, parece inverosímil la manera en la que todos están tranquilos disfrutando de la fiesta y en menos de 10 segundos empiezan los golpes y el destino de la Tierra está en juego. Además, el único momento verdaderamente dramático de la película, una monumental pausa silente fue interrumpido por la bola de ignorantes gritando «súbele al audio» , malditas sabandijas que no saben apreciar una pausa dramática. Lo que sí  debo confesar, me mató de risa fue:
 «PUDÍÍÍÍÍÍÍÍN»
Animación revolucionada. Lógicamente esta película hizo uso de recursos tecnológicos modernos lo cual hacía ver muy bien las secuencias de pelea, muy similares a la estética de los últimos juegos de DBZ, en este caso,el diseño de espacios está hecho en 3D y los movimientos de la cámara y la perspectiva es sumamente dinámico lo cual en IMAX me imagino se ha de ver maravilloso.

Dios súper Sayajin. Gran parte de la película gira en torno a esto, como ya no funcionaba agregar más pelo a las transformaciones tuvieron que resolver esto dándole un giro al incremento del poder de Goku, ahora para volverse súper uyuyuy, es necesario que 5 sayajines le den su poder de pelea a otro haciendo una especie de fusión de ki que resulta en un sujeto de piel cobriza, pelo rosado y espectadores con cara de WTF?

La lucha que nunca termina. DBZ no son sólo los putazos y la percepción dilatada del tiempo cuando dicen que al planeta le quedan 5 minutos. Básicamente y ya desde una perspectiva adulta puedo ver que el objetivo fundamental de la franquicia -además de explotarse mientras siga dejando dinero- es el camino de Goku por ser el más fuerte, es el hecho de que él jamás está contento porque le hace falta mucho para ser el más poderoso del universo lo cual desencadena en la alegría por encontrar oponentes más y más fuertes contra quien pelear, es una metáfora de la perfección, de la excelencia, de alcanzar el estado del arte en cualquier aspecto de nuestra vida, el interminable camino del guerrero.

Termina la película y varios se van antes de que los créditos concluyan -típico- los que nos quedamos pudimos cantar la  nueva versión de «CHA-LA HEAD-CHA-LA» mientras alguien dice por ahí que éramos unos ridículos y que por eso no teníamos novia, a lo que irremediablemente tuve que contestar: 

 «Cierra la boca insecto».

Comentarios

latsyrk ha dicho que…
es como recordar lo viejos tiempos,pero le hagas canso a la gente que no ha tenido infancia, jajaja. Hablando ya en serio, en verdad yo no he visto esa serie o caricatura que me entro la curiosidad de verla, espero algún día verla y alejarme un rato de lo rutinario
WoMaR ha dicho que…
Creo que comparto tu sentir ya que formo parte de esa generación que creció queriendo correr más rápido con los brazos extendidos y puños cerrados. No importa cuantos años pasen, sé que siempre querré llegar inmediatamente a otro lugar del planeta (o de mi casa) colocándome dos dedos en la frente y poniendo cara de serio.
Unknown ha dicho que…
A diferencia de las otras opiniones que he leído sobre la película, la tuya tiene el plus de lo que significó vivir el momento, me gustó la descripción que hiciste.
Concuerdo que hace que recordemos nuestra infancia, en lo personal, ciertas frases de mi madre cada vez que nos veía a mis hermanos y a mí viendo Dragón Ball.

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