Caminata

El jueves 13 de agosto caminé durante un poco más de dos horas en un trayecto que comprendió del World Trade Center de la ciudad de México al Centro Cultural Ollin Yoliztli. Todos me preguntaron "¿por qué lo hiciste?" y yo les contestaba "no más por puto".

En realidad me sentí como Forest Gump cuando decide que puede correr más allá de su casa, de la cuadra, del pueblo, etc. Además del cansancio, la gratificación de saberme apto para largos viajes a pie y de la quemada del sol, fui testigo de cómo es que se mueve la vida en una de las avenidas más importantes del Distrito Federal.

Para empezar, cuadra tras cuadra era una repetición de sí misma; un oXxXo en contraesquina de un 7/11. Un Sushi itto, Subway o Burger King o en la ausencia de ellos un restaurante italiano o argentino. Edificios altos, muy altos, de oficinas y de negocios raros que tienen títulos como: "business improvement" o "source solutions" o "improvement for your business solutions source".

La gente siempre igual, adultos jóvenes sin saco, pero todos con corbatas de colores pastel y camisas de rayas arremangadas, con sus gafetes colgando del pantalón u oculto en la camisa, fumándose su cigarrito después de comer, hablando del partido del miércoles o de las nalgotas de la nueva vecina de cubículo.

Las mujeres por su parte, falda o pantalón, por lo general todos uniformes, todas de cabello pintado, con gafas de sol de imitación, retocándose el maquillaje, fumándose su cigarro de después de la comida; entre las charlas pude identificar cosas como con quién estaban saliendo ahora de la oficina, y viboreándo a la nueva vecina de cubículo que tiene unas nalgotas y que de seguro han de ser operadas y de que ella seguramente es una zorra trepadora.

En efecto, todo se repetía, por un momento sentí que estaba en un círculo vicioso imposible de romper. Hasta que llegué al parque de la bombilla. Ahí tuve la oportunidad de reposar un minuto a la fresca sombra de un árbol mientras bebía agua, ya que aunque no hacía mucho calor ya bastante había caminado.

Seguí mi camino, al llegar casi hasta CU estuve a punto de rendirme porque pensé en todo lo que faltaba, el estrecho paso que hay entre las dos secciones de la ciudad universitaria y las obras que están realizando. Pero no me rendí, me dije: "¿qué haría Brian Boitano?" recordando un chiste de South Park y retomé la marcha. A estas alturas ya iba bastante cansado y el sol me había pegado duro, por lo cual empecé a cantar y tararear canciones que recordaba y poco a poco se me fue quitando el dolor y el cansancio...mi cerebro se había fundido.

Bordée toda CU por Insurgentes, como ya lo había dicho es un paso muy estrecho y en un par de ocasiones unos camiones con exceso de dimensión casi me rasuran el trasero. Mi cerebro estaba tan fundido en ese momento que me puse a jugar a Gears of War mientras avanzaba, corría agachado y me pegaba a las paredes.

Pasé CU y pensé en tomar un taxi, pero no, debía seguir a pie; ya no podía cantar, había espacios de ruido de autos y otros de mucho silencio, era una sensación muy extraña. Mientras pensaba en esa sensación, vi perisur y ahí casi mi destino, pasé el centro comercial y subí corriendo al puente que cruza el periférico, corrí a pesar de lo cansado que estaba. Tenía que llegar a la Ollin en menos de 10 minutos para estar a tiempo en el ensayo.

El último tramo: Cuicuilco, lo crucé relativamente rápido el correr me refrescaba ya no escuchaba los autos, no había ruido, fue como la escena de Gladiator donde Maximus muere y está entrando a Eliseo sí, con todo y música de Dead can Dance de fondo.
"
Llegué a la entrada de la sala, ahí estaban mis cuates de la orquesta y Odeath dijo: "Hola Oruga"