Ser como Luigi

Hola, soy yo Luigi, ¿qué? cómo que cuál Luigi, soy Luigi Mario, fontanero extraordinario y a últimas fechas co-protagonista de las aventuras más inimaginables.

Lo sé, piensas que soy un segundón, que he estado demasiado tiempo a la sombra de mi hermano, el mayor, el héroe, "Él hombre". Que tal vez mi piel sea demasiado pálida porque no me puedo librar de esa penumbra. Que a pesar de todo lo que haga no habrá manera de sacudirme ese estigma.

No importa cuánto entrene, no importa cuánto luche, no importa cuán grande sea mi esfuerzo... el resultado es el mismo, no soy el más destacado, no soy el pez grande en el acuario pequeño, soy el segundo lugar, el primero de los perdedores, el pez grande pero en el estanque de tiburones blancos.

¿De qué sirve el carisma entonces? ¿De qué sirve ser el personaje alegre que muchos quieren? Si en realidad no se aprecia mi verdadero valor ni mi verdadero trabajo, y mi talento esencial no es notado siquiera, relegado a un simple patiño de aquellos más favorecidos que yo.

Por eso siempre he temido, a la oscuridad, a los fantasmas, a la libertad, a lo que pueda pasar cuando al fin me sacuda esta racha. Por eso le he salvado a Mario el pellejo más de una vez, por eso jamás he tocado lo que a él le corresponde por eso siempre he estado a la sombra de tu incontenible figura.

"L: ¿Hermano eres tú?
M: Sí, ¿sucede algo?
L: Tuve un mal sueño, estábamos perdidos en una tierra extraña y había un dragón.
M: ¿Te asustaste?
L: Mucho, lanzaba fuego y vociferaba que estábamos perdidos que no saldríamos nunca.
M: Vuelve a dormir hermano, no te molestará ese dragón, después de todo sólo fue un sueño y dudo que un dragon vaya a salir por nuestra tubería".